domingo, 16 de mayo de 2010

SER COBARDES O VALIENTES


SER COBARDES O VALIENTES

* por Horacio Krell




No hay grandes diferencias entre ser cobardes o valientes, lo que varía no es el sentimiento sino la respuesta.

Cuando el hombre nace, es débil y flexible. Cuando muere es duro, como el árbol viejo. La dureza y la fuerza son amigas de la muerte. La agilidad y la debilidad indican la frescura del ser. Nunca triunfará lo que se endurece. Fragmento del film Stalker.

Cuándo vas por la vida te encuentras con tormentas, los árboles grandes deberían sobrevivir, según Darwin, porque son los más aptos, sus raíces se han extendido. El roble lucha con la tormenta pero al ser vencido pierde su fuerza. La tormenta ha sido demasiado porque viene de la totalidad y el árbol está solo. Pero ante la tormenta el junco cede, por eso no puede hacerle daño. La hierba no tiene raíces, hasta un niño la puede arrancar, pero vence a la tormenta. ¿Qué ha ocurrido? la hierba se adapta , y el árbol se resiste y demuestra su fuerza. Al demostrar tu fuerza, serás derrotado.

Hay dos modos de enfrentar la vida: Algunos prefieren los juncos para que su permeabilidad les dé supervivencia, otros prefieren luchar de frente como el roble ante el viento, de frente y de pie. Cualquiera sea el método el desafío la vida es llegar a ser lo que se soñó, a ese sueño creado día a día al que muy pocos acceden por cobardía.

Ser cobardes o valientes. Los que desafían a su miedo y se atreven a conquistar sus sueños son llamados triunfadores, porque tuvieron el coraje para emprender el camino.

Como diría un auténtico samurai: “Uno hace lo que puede mientras vive, hasta que se le revela el destino”. Ese el momento en que debemos ser cobardes o valientes.

La verdad es que esto no me gusta, me siento mal aquí, prefería irme ya mismo, por qué me quedo. La neurosis de la vida cotidiana repite este círculo vicioso.

El cobarde se declara sordo ante los mensajes de su correo de voz interno, pero el efecto existe: el displacer lo pone en estado de desgano, falta de motivación, chatura.

El cobarde se conforma acudiendo a una buena excusa. ¿Qué haría sin este trabajo o negocio del que vivo, qué haría sin ese XXXX que me mantiene?

La excusa lo lleva a la inmovilidad. El cobarde agrega un hábito negativo, no decide, se deja estar, pero el correo interno es implacable. La pelea entre yo quiero y no puedo prosigue y se lamenta por todo lo que el destino le negó.

El samurai, guerrero de la vida, reconoce que es cobarde, es la condición para hacer algo nuevo con el presente, con sus deseos y con el futuro.

¿Cómo dejar de ser cobarde?: Aceptando que no estás siguiendo tu camino, entrando a tu ser para recuperar tus esperanzas, y sabiendo qué es lo que te detiene.

Si logras identificar lo que te falta pregúntate: ¿Cuál es el miedo?, ¿Qué necesito para moverme de ese lugar?, ¿A quién le estoy siendo fiel ?, ¿Para qué me quedo? No te juzgues, simplemente escúchate y date la oportunidad, busca tu puerta de salida.









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