Anda triste la tristeza
ronda que ronda mi casa,
con su vestido de luto
y con su tez toda pálida.
Parece buscar consuelo,
parece tan desdichada
que yo sería malvada
si le negara mi casa.
Por eso, cuando la vi
sin adorno y sin hogaza,
solícita, bondadosa
abrí las puertas de mi alma.
Pude ver que me veía
con infinita mirada,
incrédula, sorprendida
con una sonrisa vaga.
Entró cautelosa, muda,
sombría, deshilachada,
voraz, hedionda, macabra,
pestilente, desdentada.
Se apoderó de mis sueños,
de mis versos, de mi cama,
de las fotos de mi madre,
de mis meses y semanas.
Se bebió todo mi vino,
rompió mi vieja guitarra,
destrozó las partituras
de mis canciones más blancas.
Decapitó los anhelos
que con ilusión guardaba,
puso una venda a mis ojos,
a mi boca una mordaza.
Hoy ya no quiere salirse,
hoy ya no sé cómo echarla;
pero yo tuve la culpa
por haberle dicho: "Pasa"
Heriberto Bravo Bravo
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