viernes, 12 de junio de 2009

"Por la grandeza de lo que estás construyendo, sin que nadie lo vea"







Todo comenzó a ocurrir gradualmente… entro a la habitación y digo algo, y nadie se dio cuenta.

Digo: "apaguen la televisión pór favor" … y nada ocurrió.

Entonces lo digo más fuerte: "APAGUEN LA TELEVISION POR FAVOR"

… finalmente tuve que ir y apagar yo misma la televisión.

Entonces comencé a entender…

En otra ocasión, mi marido y yo estuvimos en una fiesta juntos por 3 horas, y yo estaba lista para irme; me acerqué a él, que estaba conversando con un compañero de trabajo, y él siguió conversando…

¡Él ni siquiera me respondió!

Fue ahí cuando me dí cuenta, ¡que él no podía verme!
¡Soy invisible!

A partir de allí lo empecé a notar más y más: LLevé a mi hijo al colegio y la señorita le preguntó:

"¿Con quién viniste?" y mi hijo respondió: "Con nadie"

¡Él tiene solamente 5 años!… pero respondió: ¡Con nadie!

Una noche estábamos entre amigas celebrando el regreso de una amiga del exterior; mi amiga había hecho este viaje increible y contaba de los fabulosos hoteles en los que había estado; yo estaba allí, sentada en la mesa con las otras mujeres. Me había maquillado en el auto camino al restaurante. Llevaba puesto un vestido viejo, porque era lo único limpio que tenía.

Tenía un rodete en la cabeza, así que me sentía realmente patética. Y luego mi amiga vino hacia mí, y me dijo "te traje esto".

Era un libro de las grandes catedrales de Europa.

No comprendía.

Entonces, leí la dedicatoria.

Ella escribió: "Por la grandeza de lo que estás construyendo, sin que nadie lo vea".

Nadie conoce los nombres de las personas que trabajaron en la construcción de las grandes catedrales. Busqué por todo el libro quienes habían construido esas impresionantes y bellísimas obras. Pero en todos los casos, en todas las catedrales , dice "autor anónimo" .

Ellos trabajaron en esos gigantes de la arquitectura sin saber si alguien se daría cuenta de su trabajo.

Hay una historia en el libro, de uno de aquellos constructores, que estaba tallando una pequeña ave en el interior de una viga de madera que luego iba a quedar cubierta por el techo.

Alguien se acercó a ver lo que estaba haciendo y le preguntó: "¿Porqué empleas tanto tiempo en hacer algo que después nadie podrá ver?"

En el libro está registrado, que el constructor respondió: "Porque Dios lo ve".

Ellos confiaron en que Dios lo veía todo.
Ellos entregaron su vida a un trabajo, un magnífico trabajo que jamas verían terminado.


Ellos trabajaron día tras día.

Algunas de estas catedrales tardaron más de cien años en terminarse.
Eso es más tiempo que toda la vida de trabajo de un hombre.
Día tras día.

Ellos hicieron sacrificios personales sin buscar crédito ni reconocimiento a cambio.
Realizando un trabajo que nunca verían finalizado, una obra en la que sus nombres jamás figurarán.

Un escritor dijo que "Una gran catedral jamás podrá ser construida nuevamente, porque ya no hay personas que estén dispuestas a sacrificar su vida de esta forma".

Cerré el libro.

Y fue como si oyera a Dios decir:


" YO TE VEO"… "NO ERES INVISIBLE PARA MÍ".
"Nada de lo que hagas es tan pequeño para que yo no lo note"
"Veo cada torta que cocinas, cada plato de lentejas que haces, y les sonrío a todos".
"Veo cada lágrima de decepción cuando las cosas no salen como esperabas"

… "Pero recuerda, ESTAS CONSTRUYENDO UNA GRAN CATEDRAL que no será terminada durante tu vida. Y lamentablemente no vivirás para verla terminada… pero si la construyes bien, YO TERMINARÉ TU OBRA".

Actualmente mi invisibilidad fue un punto que marcó un antes y un después para mí, pero no es una enfermedad que se lleva mi vida… es la cura de la enfermedad de mi egocentrismo.
Es el antídoto del veneno de mi orgullo.
Está bien que no vean.
Está bien que no sepan.

No quiero que mi hijo le diga a los amigos que trae del colegio a casa: "No van a creer lo que hace mi mamá, se levanta a las cuatro de la mañana y prepara tortas, y cocina ricas comidas, y prepara la mesa".

Más allá de que haga o no esas cosas, no quiero que diga eso.
Quiero que el quiera venir a casa, y en segundo lugar quiero que les diga a sus amigos: "Les va a encantar estar allí".

Está bien que no vean.
No trabajamos para ellos.
Trabajamos para Él.
Nos sacrificamos para Él.
Ellos nunca lo verán.
A pesar de que lo hagamos perfecto, impecable.

Oremos para que nuestras obras se mantengan como monumentos, como catedrales para Dios.




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