Una humanidad engreída por sus triunfos, técnicos y científicos, quiso renunciar a Dios. Y fueron convocados todos los sabios de aquel planeta.
"¿ Podemos prescindir de Dios?" - preguntaron los jefes de los gobiernos.
"Naturalmente" - sentenciaron unos - "Nuestros ordenadores son capaces de administrar justicia".
"Naturalmente" - afirmaron otros - "Nuestra medicina es capaz de dar y quitar vidas".
"Naturalmente" - argumentaron los astrofísicos - "En el universo no queda ya ningún rincón que escapa a nuestros telescopios"
"Naturalmente" - respondieron los matemáticos - "Hoy sabemos que Dios es una fórmula matemática".
"Naturalmente" - concluyó el resto de los científicos - "Nuestras máquinas son el verdadero y definitivo paraíso"
Y cuando aquella humanidad se disponía a demoler los templos y borrar de su historia hasta el último vestigio de Dios, de entre la humanidad de sabios se destacó uno, mucho más anciano que el resto. Tomando una pizarra, procedió a pintar una flor.
Después, dirigiéndose a la multitud preguntó:
"¿Alguno de los sabios aquí presentes tiene la facultad o el poder de dar perfume a lo que acabo de pintar?"
martes, 16 de junio de 2009
¿Podemos prescindir de Dios?
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Hola Dulce, muchas gracias por seguir mi blog y visitar mi pagina, tu tienes un blog muy lindo,
ResponderEliminarte estare visitando para leer lo que compartes.
el señor te bendiga grande mente.
linda reflexion....nunca podremos precindir del señor ya que todo lo ha creado.
un abrazoooo grande para tiii.
Dulce claro que no podemos prescindir de Dios, de eso estoy seguro.
ResponderEliminarTe recomiendo un libro: “Dios la Evidencia” de Patrick Glynn, sobretodo la primera parte, está interesantísimo, trata sobre este tema.
Saludos
Hola Dulce:
ResponderEliminarUna verdad prescindible y necesaria.
Bendiciones. Estare visitando tu blog. Adelante!
Hola, Dulce:
ResponderEliminarEntiendo que es una opción personal, a la que los creyentes llamáis fe.
De lo que sí estoy seguro que no podemos prescindir, es de la razón; de la capacidad para razonar.
Nadie ataca aquello que piensa no existe. Personalmente, yo no ataco a ese mítico dios, y porque no creo que exista. Así de simple y respetable.
De lo que sí estoy seguro, y porque lo estimo día a día, es de los ataques que muchas personas ejercen sobre otras personas y sobre la razón, y en nombre de un dios improbable.
Un saludo.