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Sentado en la playa un día de verano observaba cómo unos niños jugaban en la arena.
Estaban trabajando con esmero cerca del agua, en la construcción de un elaborado castillo con portones, torres, y pasajes internos. Cuando estaban acabando con el proyecto, una gran ola vino y les derrumbó la construcción, reduciéndola a un montículo de arena mojada.
Pensé que estallaría el llanto, agobiados por lo que acababa de suceder en la obra que tanto trabajo les había costado.
Pero me sorprendieron: En vez de eso, alejándose del agua salieron corriendo, riendo tomados de la mano y volvieron a sentarse a construir otro castillo.
Me di cuenta que me habían enseñado una gran lección.
Todas las cosas de nuestra vida, todas las estructuras complicadas sobre las que gastamos tanta energía y tiempo, estan construídas sobre arena. Sólo nuestra relación con Dios y con otras personas perdurarán.
Tarde o temprano una ola puede llegar y tirar abajo lo que nos ha costado tanto construir.
Cuando eso suceda sólo los que tienen una mano a la que aferrarse serán capaces de reír.
Cuando su hijo fue diagnosticado a los tres años de edad con una enfermedad degenerativa que acortaría su vida en la adolescencia, Harold Kushner se enfrentó a una de las preguntas más angustiantes en la vida: ¿Por qué, Dios? Años más tarde, el rabino Kushner escribió esta contemplación sencilla y elegante de las dudas y temores que surgen cuando una tragedia nos golpea la puerta. Kushner comparte su sabiduría como rabino, como padre, como lector y como ser humano. Con múltiples imitaciones que no han logrado superar este original,Cuando a la gente buena le pasan cosas malas es un clásico que nos ofrece pensamientos claros y consolación en períodos de dolor y tristeza.
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