domingo, 3 de mayo de 2009

Disparador de sonrisas




La sonrisa es contagiosa; se te pega como la gripe.

Hoy alguien me sonrió, y yo comencé a sonreír también.

Crucé la esquina, y alguien me vio sonriendo.

Cuando esta persona me sonrió, me di cuenta que se la había comunicado yo a ella.

Pensé sobre esa sonrisa y descubrí su gran valor.

Una sola sonrisa como la que tuve, podría viajar alrededor del mundo.

Así, que si sientes a una sonrisa deslizarse por tu cara, no la dejes sin hacerla detectar de alguien más.

Rápidamente iniciemos esta epidemia e infectemos al mundo de sonrisas.

Todos necesitamos una sonrisa...


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