Cuando digo mujer,
pienso en ¡Mujeres!
Las heroicas
que tienen que vivir
duros destinos.
Las que se sienten solas
tal vez, incomprendidas.
Las que transforman
diariamente el horizonte
y hacen luz
en la noche más oscura.
En las novias, las esposas,
las madres, las abuelas
que buscan la felicidad
en un camino
construido por amor
junto al varón
que han elegido,
para andarlo
a la par y de la mano
con paso decidido.
En las que dejaron todo
por una vocación,
por un llamado
y que en esa respuesta
encontraron,
mucho más
que aquello abandonado.
En las artistas, en las intelectuales
que ponen su mirada
en la ciencia, la forma, los colores
que rodean al mundo
tantas veces hostil
y sin justicia...
Y sin embargo... crean.
Y pienso en la fuerza femenina,
en la sensibilidad que nos anima,
en la quietud
de una intimidad profunda,
que hace hueco en nosotras,
y, como un nido,
acoge, cobija y comunica.